La marca en la pared / 07Jardines de Kew / 17Objetos sólidos / 25Una novela no escrita / 33Una casa encantada / 47Lunes o martes / 51El cuarteto de cuerdas / 53La sociedad / 59Azul y verde / 77En el huerto / 79La señora Dalloway en Bond Street / 83Un colegio de mujeres visto desde afuera / 93El vestido nuevo / 99Momentos de vida. Los alfileres de Slater no tienen punta. / 109La mujer en el espejo / 117Día de caza / 125La duquesa y el joyero / 135Lappin y Lapinova / 143El hombre que quería al prójimo / 153El foco / 161El legado / 167Juntos y separados / 177Un resumen / 185Phyllis y Rosamond / 191El extraño caso de la señorita V. / 209El diario de la señorita Joan Martyn / 213Un diálogo sobre el monte Pentélico / 255Memorias de una novelista / 265La fiesta / 281Compasión / 291La cortina de la niñera Lugton / 297La viuda y el loro: una historia real / 301La felicidad / 313Antepasados / 319La presentación / 323Una melodía simple / 331La fascinación de la piscina / 341Escenas de la vida de un oficial de la Marina Británica / 345La señorita Pryme / 349Oda escrita parcialmente en prosa / 353Retratos / 359El tío Vanya / 367Gitana, la perra mestiza / 369El símbolo / 381La marea / 385
En Cuentos completos se reúnen relatos y cuentos escritos por Virginia Woolf. Autora también de novelas y con una vasta producción ensayística, la literatura de Virginia Woolf puede observarse pulida y prolija a través de sus cuentos y relatos breves, como en La sociedad: Así comenzó todo. Éramos un grupo de seis o siete reunidas después del té. Algunas miraban hacia la sombrerera de enfrente, donde las plumas rojas y las pantuflas doradas seguían iluminadas en la vidriera; otras dejaban pasar el tiempo construyendo pequeñas torres de azúcar en el borde de la bandeja del té. Pasado un momento, según lo recuerdo, nos ubicamos alrededor del fuego y comenzamos, como de costumbre, a elogiar a los hombres. Qué fuertes, qué nobles, qué inteligentes, qué valientes, qué bellos eran; y cómo envidiábamos a aquellas que, por las buenas o por las malas, lograban unirse a uno de por vida. Hasta que Poll, que había permanecido en silencio hasta el momento, rompió a llorar. Poll, debo admitirlo, siempre ha sido algo extraña. Para empezar, su padre era un hombre extraño. Le dejó una fortuna en su testamento, pero con la condición de que leyera todos los libros de la biblioteca de Londres. Intentábamos consolarla lo mejor que podíamos, pero en el fondo sabíamos que era inútil.