CALDERON, ALEXANDER
A veces, para poder mantener la esperanza viva en medio de la guerra, hace falta la fe ardiente, creer que es posible sobrevivir; a veces necesitamos pensar que no estamos condenados. Si no olvidamos que siempre tendremos la posibilidad de escapar, de cambiar el juego y ponerlo a nuestro favor, podremos aguantar un poco más nuestros problemas, hacernos cada vez más duros para resistir con la certeza de que habrá una salida. Hasta que algo estalla y entonces sabemos que ha llegado el momento de huir.
Esta novela nos sumerge desde el inicio en ese momento. Carlos y Adela, que pertenecían a un grupo armado y planean desertar, han sido descubiertos, pero para poder tener una vida de familia tranquila no pueden irse sin más: deben asegurarse de que no vendrá nadie a por ellos. Es por eso por lo que deben enfrentarse a sus viejos camaradas en una persecución de doble vía, cuidándose de ser los primeros en dar un golpe certero.
Alexander Calderón, con cuidado y tenacidad, logra contarnos la historia desde diferentes narradores y puntos de vista, de manera que podemos saber qué está ocurriendo en ambos costados de la persecución y adentrarnos en la voz y en las motivaciones de cada uno de los personajes. Quien se adentre en la lectura podrá preguntarse si realmente aquella certeza del escape es posible una vez que se ha sumergido el cuerpo en el lodo de la guerra; si la huida logra salvarnos incólumes, o si es más bien una esperanza inocente en la que podría no haber lugar para la inocencia.