GÄRTNER, ALVARO
La gran puerta de entrada de los mineros extranjeros a los yacimientos auríferos y argentíferos de Marmato y Supía la abrió la necesidad de financiar la guerra de Independencia. Los gobernantes de la recién creada República de Colombia vieron en esos minerales una fuente de financiación y para obtener préstamos las entregaron en arrendamiento y las vendieron a los ingleses, seculares enemigos del español, siempre dispuestos a prestar dinero para combatirlo. Por esa causa, hacia 1827 el metalurgista francés Juan Bautista Boussingault trajo centenar y medio de mineros oriundos de la localidad inglesa de Cornwalles a trabajar en las minas de Marmato y en las aguas del río Supía. Luego vino más gente de toda clase y condición, desde médicos, ingenieros, capataces y mineros expertos, hasta aprendices e inútiles. Algunos extranjeros se quedaron para siempre, contrajeron matrimonio con nativas o con descendientes de otros místeres y formaron familias. Sólo unos cuantos trajeron esposa. Un buen número de esos mineros murió en estos pueblos y sus tumbas ya están olvidadas. Otros emigraron después en busca de climas más benignos y de condiciones de vida más cómodas, en especial hacia Medellín, tras acumular caudales de diversas magnitudes en las minas. Otros muchos regresaron a sus patrias de origen y los nombres de muchos se perdieron para siempre. Apenas unos cuantos figuran en documentos refundidos. Pero de sus vidas y destinos se ignora casi todo. Esos europeos se comprometieron en diversos grados y circunstancias con el progreso de la región. Algunos extranjeros se quedaron para siempre, contrajeron matrimonio con nativas o con descendientes de otros místeres y formaron familias. Sólo unos cuantos trajeron esposa. Un buen número de esos mineros murió en estos pueblos y sus tumbas ya están olvidadas. Otros emigraron después en busca de climas más benignos y de condiciones de vida más cómodas, en especial hacia Medellín, tras acumular caudales de diversas magnitudes en las minas. Otros muchos regresaron a sus patrias de origen y los nombres de muchos se perdieron para siempre. Apenas unos cuantos figuran en documentos refundidos. Pero de sus vidas y destinos se ignora casi todo. Esos europeos se comprometieron en diversos grados y circunstancias con el progreso de la región