MUJERES OBRERAS E IDENTIDADES SOCIALES CALI 1930-1960

MUJERES OBRERAS E IDENTIDADES SOCIALES CALI 1930-1960

BERMUDEZ RICO, ROSA EMILIA

$ 30,000.00
IVA incluido
Sin stock
Editorial:
LA CARRETA EDITORES
Año de edición:
2007
Materia
Género
ISBN:
978-958-98022-3-6
Páginas:
192
Encuadernación:
Rústica con solapa
Colección:
Ojo de agua
$ 30,000.00
IVA incluido
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Rosa Emilia Bermúdez -economista con maestría en sociología, actualmente profesora de la Universidad ICESI de Cali- nos presenta un estudio de caso de las trabajadoras de la fábrica Croydon de la misma ciudad entre 1937 y 1959. No estamos ante un denso texto teórico sobre la formación del proletariado femenino en la capital vallecaucana, sino ante un juicioso análisis empírico del origen y desenvolvimiento histórico de 910 trabajadoras de dicha fábrica, sobre las cuales la autora tuvo la fortuna de revisar tanto sus hojas de vida e historias clínicas como la documentación de la empresa en los años de estudio. Esta información fue complementada con la realización de once entrevistas y enmarcada por las estadísticas laborales disponibles sobre la ciudad. En el carácter concreto del estudio de caso, producto del trabajo de grado para optar el título de magíster en sociología de la Universidad del Valle, residen las virtudes y limitaciones del libro, como vamos a ilustrar a continuación.

La autora hace el recuento de la historia de las trabajadoras de la empresa Croydon entre 1937 y 1959, en tres capítulos precedidos de una breve introduc­ción y seguidos de unas conclusiones, también breves. Desde el inicio, precisa que su objeto de investigación es la historia social de las trabajadoras de dicha empresa, la cual se establece en Cali en 1937 con capital extranjero y se dedica inicialmente a la fabricación de calzado y juguetería, para luego incursionar en la producción de llantas y neumáticos, según las necesidades de la economía. La autora intenta abarcar las primeras generaciones -hasta el año 1959- aunque también incursiona en periodos más recientes. A pesar de que menciona que existen pocos estudios sobre mujeres trabajadoras, y menos para Cali, extra­ñamos que no se haga un balance historiográfico que permita establecer con mayor rigor el "estado de la cuestión".

Una vez precisados los alcances y la metodología de su investigación, Rosa E. Bermúdez describe, en el primer capítulo, el contexto de la formación del proletariado femenino en Cali. Con un minucioso recuento estadístico, a veces un poco confuso en su redacción, ilustra sobre el peso cuantitativo y las activi­dades de las mujeres trabajadoras caleñas en la primera mitad el siglo XX. Así se constata que, como ocurre en general en el país, ellas disminuyen su presencia relativa en el mundo laboral al pasar de constituir el 38% de la fuerza de trabajo local en 1938, al 28% en 1951. Sin ser una investigación sobre los empresarios, el texto retrata en pocas páginas el estado de la naciente industria caleña, a la cual las mujeres se van vinculando, especialmente a las trilladoras de café.

Las trabajadoras, por lo general, provienen de familias rurales del mismo departamento, no sin antes haber pasado por alguna fábrica o tener experiencias con el mundo urbano antes de ingresar a Croydon. Su perfil generacional parece coincidir con el hallado en otras ciudades del país: hijas, jóvenes y solteras. La autora encuentra en el caso estudiado unos rasgos que no sólo explican ciertas condiciones laborales en la misma empresa sino que matizan algunas generali­zaciones que se han hecho para otras regiones: la maternidad -que desarrolla en el siguiente capítulo- es más aceptada que en Antioquia; además se evidencian altos índices de orfandad y de bastardía o ilegitimidad. A juicio de la autora, estos últimos estigmas sociales explican la aparente sumisión de las primeras trabajadoras de Croydon, punto que también rebatirá más adelante.

En el capítulo segundo, Bermúdez describe parte de la cotidianidad de estas mujeres en la fábrica. Así se analizan las relaciones laborales marcadas por el paternalismo en sus fases iníciales, a pesar de enfrentar a empresarios extranjeros, y la afectación que el trabajo hace en los cuerpos de las trabajadoras en cuanto a enfermedades epidémicas y las derivadas de la mala nutrición. Adenitis, en este capítulo se desarrolla el ya señalado tema de la maternidad. La autora redondea este apartado haciendo un recuento de las respuestas a las condiciones laborales, que si bien no siguen una secuencia temporal, muestran énfasis por periodos: así, por ejemplo, en los primeros años, las trabajadoras se inclinan más por la cooperación y el consentimiento, pero a medida que pasa el tiempo van combinando esta respuesta con una acción sindical que toma vigor a finales de los años 50, incluso con la huelga de 1958 contra la aplicación de la técnicas tayloristas en la empresa. Sin embargo, el lector queda sin saber qué resultó de este conflicto laboral, porque la autora salta a otro periodo: el traslado de la fábrica de calzado a Bogotá a finales de los años 60, para concentrar la sucursal de Cali en la producción de llantas. Este paso va a representar un problema para las obreras, pues no todas pueden desplazarse a la capital del país por razones familiares. Algunas se resisten y se retiran, otras aceptan y se trasladan, mientras las menos se quedan soportando oficios de "machos".

El tercer y último capítulo aborda dos temáticas: la presencia de las trabajado­ras de Croydon en la ciudad y sus inclinaciones políticas. En relación con el primer punto, Bermúdez ilustra los lugares de vivienda de ellas, concentradas en dos barrios: el San Nicolás y El Obrero. Con el tiempo van diversificando sus lugares de habitación, pero permanecen muy ligadas a las zonas obreras y artesanas, en donde se va "cocinando" una "cultura" particular. Los hábitos de consumo y el uso del tiempo libre hacen parte de dicha cultura, dentro de la que llama la atención el grato recuerdo que tienen las trabajadoras del cine vespertino o dominical. Allí no sólo conocieron a Pedro Infante o María Félix, sino que vieron experiencias de vida distintas de la que cotidianamente vivían ellas. En ese contexto urbano y crecientemente secular se entiende la inclinación de muchas trabajadoras tanto por el ideario liberal y la devoción por Jorge Eliécer Gaitán, como por el impacto negativo de los primeros hechos de violencia interpartidista en Cali: el 9 de abril de 1948 o la masacre de la Casa Liberal de octubre del año siguiente.

La obra concluye con una apretada síntesis de los hallazgos de la investi­gación y sugiere la necesidad de estudios de caso comparados que permitan construir un cuadro más completo del mundo del trabajo en la primera mitad del siglo XX. Deja planteadas tres preguntas para futuras investigaciones: la constitución de las trabajadoras como sujeto social, la transmisión de valores entre generaciones obreras y el significado de la presencia de técnicos extranjeros en las nacientes industrias nacionales.

A modo de balance del libro reseñado, coincidimos con la prologuista, profesora Luz Gabriela Arango, en los tres aportes de la obra de Rosa Emilia Bermúdez: la experiencia del trabajo femenino en una rama masculina; las complejas relaciones de las trabajadoras con sus familias; y la vida urbana y política de ellas en Cali. Como anotamos, la autora realiza un juicioso estudio de caso aunque esa misma ventaja narrativa limita los alcances de sus hallazgos, un problema que siempre tendrán los estudios concretos. Igualmente, el celo empírico la cohíbe, con frecuencia, de hacer mayor interpretación de los pun­tos esbozados y de aventurar hipótesis explicativas de fenómenos que han sido abordados por la literatura teórica y comparativa sobre el tema. Lo anterior, más que un defecto de la obra, es consecuencia del enfoque metodológico adoptado; incluso para algunos será una virtud.

Con todo, consideramos que hubo un aspecto teórico no abordado con profundidad por Bermúdez, lo cual limita los alcances de su libro. Nos referi­mos al asunto del género en la historia laboral. No se necesita ser feminista para reconocer que las mujeres ocupan un lugar secundario no sólo en la familia sino que eso se reproduce, por la vía del paternalismo asociado al patriarcalismo, en el mundo del trabajo hasta nuestros días. La autora aporta datos para ilustrar dicha desigualdad, aunque no intenta explicarla. Así, quedan en el aire denuncias como la que se hace en la conclusión, de que a pesar de la presencia cuantitativa de las mujeres en las nacientes fábricas, ellas han sido "invisibilizadas por una gran representación social del obrero-varón" (p. 161). La autora advierte insis­tentemente en las diferencias de género en cuanto al destino de los ingresos por el entramado familiar al que estaban atadas (p. 69); las dificultades para transitar la ciudad de noche (p. 78); la pertenencia a un sindicato manejado por los hombres (p. 113); el esfuerzo físico en ciertas tareas que eran para "machos" (p. 115); las formas de consumo y ahorro (p. 146); e incluso hasta en la partici­pación diferenciada en el 9 de abril de 1948, pues según una entrevistada, "los que salían eran los hombres a revolucionar, a destruir" (p. 161). En estos pasajes, que son apenas algunos ejemplos de los muchos que se mencionan en el libro, esperábamos alguna reflexión sobre las diferencias de género, además de las de clase, las cuales, dicho sea de paso, son mejor desarrolladas por la autora.

En pocas palabras, si bien estamos ante un texto que aporta a la historia social de las trabajadoras desde el estudio de un caso, no podríamos decir lo mismo en relación con la historia de las relaciones de género. Tal vez por ello la autora confiesa al final que queda pendiente la profundización de lo relacionado con la constitución de las trabajadoras como sujetos sociales. Esperamos que este vacío sea llenado por futuras investigaciones de Rosa Emilia Bermúdez, así como por otras y otros historiadores. Por ahora tenemos una pintura, juiciosamente construida y bien narrada, de las primeras generaciones de trabajadoras de la fábrica de Croydon en Cali.

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