"Aquí vinimos a jugar, no a ganar". Esta frase describe de forma inmejorable al protagonista de estos relatos, un alter ego apenas velado de su autor. Por cada amor perdurable, ya no eterno, hay medía docena de intentos fallidos que conducen a un callejón con salida, la salida del adiós. No son, claros, seis amores inútiles pues vienen salpicados de viajes, cameos de Fito Páez y Andrés Caicedo, alusiones a Tirant lo Blanc y a Charles Foster Kane, además de cabalgatas por los Llanos Orientales y almuerzos con Jaime Garzón. La prosa del narrador nos pasea por escenarios en los que, como él mismo dice, permanece orgulloso en su derrotar y derrotado en su triunfo.
