ESPINOSA, BERNARDO
Como experiencia única, un viaje simpre rompe con la cotidianidad. Y por ello, como irrupción de una temporalidad nueva es que para algunos viajeros es necesaria una narrativa: el desplazamiento por una geografía, por un espacio o un territorio que debe ser habitado en una doble temporalidad, la del viaje y la de la escritura.
Con esta acción individual relatada desde lo autobiográfico, ingresa Bernardo Espinosa médico y alcalde de Bogotá en 1878, a participar de una serie de relatos similares elaborados durante el siglo XIX, a partir de los cuales los individuos buscaban desentrañar e interpretar su propia realidad, a través de la forma como describían y narraban un mundo que consideraban diferente. Espinosa recorre desde Bogotá a París y con su diario participa de la construcción de las diversas representaciones de Europa realizadas por los viajeros y en las que se observan las polémicas y los debates en los que estaban activos los colombianos en ese momento.
El diario sostenido con una pretensión desde lo útil y lo práctico, objetivos que guían la narración está marcado por tres formas de relato diferentes que expresan la particular escritura de los viajeros colombianos a Europa: el recorrido de Bogotá hasta Honda, el viaje por el río Magdalena hasta Barranquilla y el océano Atlántico; el viaje hacia Europa, sus experiencias y su proyección como extranjero, dividido a su vez por relatos de sus vivencias y por la descripción de elementos que narran la vida cotidiana de Paris y, por último, los consejos o asuntos prácticos para aquellos que deseen emprender un viaje.
Espinosa es fundamentalmente un observador. Más que el desplazamiento en sí o la acción sobre la realidad nueva que lo rodea, le interesa ir describiendo, detener el tiempo en el lenguaje. El énfasis en la descripción marca la funcionalidad del diario que da cuenta de una curiosidad extrema pero a la vez del rigor de expresar con verdad lo que se está observando.