SPITALETTA, REINALDO
Su nueva casa es un asilo, y él es apenas un muchacho. Obligado de pronto a asomarse al mundo de los viejos, los mira desde la distancia, como quien teme contagiarse, pero ellos, o lo que él intuye que son: un cúmulo de recuerdos y soledades, se van instalando en su pensamiento. De paso, descubre sus propios dolores: por la ausencia temporal de sus hermanos y quizá de?nitiva de su padre, por los días que dejó atrás, por las pequeñas felicidades de aquellos días.
Desde sus ojos jóvenes, el protagonista de esta Balada nos muestra pues la vida del asilo, por momentos suspendida en el silencio. Pero también nos permite ver la vida de afuera, y la manera como ambas van moldeando su nuevo mundo interior, para el que encuentra el alivio de la música y los libros.
Janeth Posada